lunes, octubre 31, 2011

Fábula de la liebre y la tortuga (Anónimo)

Una tortuga y una liebre siempre discutían sobre quién era más rápida. Para dirimir el argumento, decidieron correr una carrera. Eligieron una ruta y comenzaron la competencia.

La liebre arrancó a toda velocidad y corrió enérgicamente durante algún tiempo. Luego, al ver que llevaba mucha ventaja, decidió sentarse bajo un árbol para descansar un rato, recuperar fuerzas y luego continuar su marcha. Pero pronto se durmió. La tortuga, que andaba con paso lento, la alcanzó, la superó y terminó primera, declarándose vencedora indiscutible.

Moraleja: Los lentos y estables ganan la carrera.

Pero la historia sigue: La liebre, decepcionada tras haber perdido, reflexionó y reconoció sus errores. Descubrió que había perdido la carrera por ser presumida y descuidada. Entonces, desafió a la tortuga a una nueva competencia. Esta vez, la liebre corrió de principio a fin y su triunfo fue evidente.

Moraleja: Los rápidos y tenaces vencen a los lentos y estables.

Pero la historia tampoco termina aquí: Tras ser derrotada, la tortuga reflexionó detenidamente y llegó a la conclusión de que no había forma de ganarle a la liebre en velocidad. Como estaba planteada la carrera, ella siempre perdería. Por eso, desafió nuevamente a la liebre, pero propuso correr sobre una ruta ligeramente diferente. La liebre aceptó y corrió a toda velocidad, hasta que se encontró en su camino con un ancho río. Mientras la liebre, que no sabía nadar, se quedó sin saber qué hacer, la tortuga nadó hasta la otra orilla, continuó a su paso y terminó en primer lugar.

Moraleja: Quienes identifican su ventaja competitiva y cambian el entorno para aprovecharla, llegan primeros.

Pero la historia aún no termina: El tiempo pasó y tanto compartieron la liebre y la tortuga, que terminaron haciéndose buenas amigas. Ambas reconocieron que eran buenas competidoras y decidieron repetir la última carrera, pero esta vez corriendo en equipo. En la primera parte, la liebre cargó a la tortuga hasta llegar al río. Allí, la tortuga atravesó el río con la liebre sobre su caparazón y, sobre la orilla de enfrente la liebre cargó nuevamente a la tortuga hasta la meta. Como alcanzaron la línea de llegada en un tiempo récord, sintieron una mayor satisfacción que aquella que habían experimentado en sus logros individuales.

Moraleja: Es bueno ser individualmente brillante y tener fuertes capacidades personales. Pero, a menos que seamos capaces de trabajar con otras personas y potenciar recíprocamente las habilidades de cada uno, no seremos completamente efectivos. Siempre existirán situaciones para las cuales no estamos preparados y que otras personas pueden enfrentar mejor. La liebre y la tortuga también aprendieron otra lección vital: Cuando dejamos de competir contra un rival y comenzamos a competir contra una situación, complementamos capacidades, compensamos defectos, potenciamos nuestros recursos…y obtenemos mejores resultados.



Una tortuga y una liebre siempre discutían sobre quién era más rápida. Para dirimir el argumento, decidieron correr una carrera. Eligieron una ruta y comenzaron la competencia.

La liebre arrancó a toda velocidad y corrió enérgicamente durante algún tiempo. Luego, al ver que llevaba mucha ventaja, decidió sentarse bajo un árbol para descansar un rato, recuperar fuerzas y luego continuar su marcha. Pero pronto se durmió. La tortuga, que andaba con paso lento, la alcanzó, la superó y terminó primera, declarándose vencedora indiscutible.

Moraleja: Los lentos y estables ganan la carrera.

Pero la historia sigue: La liebre, decepcionada tras haber perdido, reflexionó y reconoció sus errores. Descubrió que había perdido la carrera por ser presumida y descuidada. Entonces, desafió a la tortuga a una nueva competencia. Esta vez, la liebre corrió de principio a fin y su triunfo fue evidente.

Moraleja: Los rápidos y tenaces vencen a los lentos y estables.

Pero la historia tampoco termina aquí: Tras ser derrotada, la tortuga reflexionó detenidamente y llegó a la conclusión de que no había forma de ganarle a la liebre en velocidad. Como estaba planteada la carrera, ella siempre perdería. Por eso, desafió nuevamente a la liebre, pero propuso correr sobre una ruta ligeramente diferente. La liebre aceptó y corrió a toda velocidad, hasta que se encontró en su camino con un ancho río. Mientras la liebre, que no sabía nadar, se quedó sin saber qué hacer, la tortuga nadó hasta la otra orilla, continuó a su paso y terminó en primer lugar.

Moraleja: Quienes identifican su ventaja competitiva y cambian el entorno para aprovecharla, llegan primeros.

Pero la historia aún no termina: El tiempo pasó y tanto compartieron la liebre y la tortuga, que terminaron haciéndose buenas amigas. Ambas reconocieron que eran buenas competidoras y decidieron repetir la última carrera, pero esta vez corriendo en equipo. En la primera parte, la liebre cargó a la tortuga hasta llegar al río. Allí, la tortuga atravesó el río con la liebre sobre su caparazón y, sobre la orilla de enfrente la liebre cargó nuevamente a la tortuga hasta la meta. Como alcanzaron la línea de llegada en un tiempo récord, sintieron una mayor satisfacción que aquella que habían experimentado en sus logros individuales.

Moraleja: Es bueno ser individualmente brillante y tener fuertes capacidades personales. Pero, a menos que seamos capaces de trabajar con otras personas y potenciar recíprocamente las habilidades de cada uno, no seremos completamente efectivos. Siempre existirán situaciones para las cuales no estamos preparados y que otras personas pueden enfrentar mejor. La liebre y la tortuga también aprendieron otra lección vital: Cuando dejamos de competir contra un rival y comenzamos a competir contra una situación, complementamos capacidades, compensamos defectos, potenciamos nuestros recursos…y obtenemos mejores resultados.

http://www.frasesypensamientos.com.ar

miércoles, octubre 19, 2011

Mi encuentro con la formación de usuarios

Para entrar en tema, acerco una definición de lo que se considera es la formación de usuarios:

Conjunto de actividades que desarrolla el bibliotecario para transmitir al usuario un conocimiento específico sobre el funcionamiento, recursos y servicios de información en la biblioteca.

Leo esta definición y pienso; ¿tengo que hacer docencia? Uh!!, que problema, esto a mí, no me gusta, yo no soy docente. No estoy preparada para eso. La negativa inicial. Y más tarde comienzo a reflexionar, pero…, si cuando un usuario viene a la biblioteca; me hace una pregunta sobre el material que está buscando y comienzo a explicarle donde lo puede encontrar , como usarlo, estoy haciendo docencia. Eso me hace pensar que en cierto sentido, estoy haciendo formación de usuarios. Releo la definición, si, me acerco; pero no son actividades planificadas; surgen de la necesidad de un usuario puntual.

Vuelvo a buscar en mis apuntes y leo: competencias del bibliotecario en su rol de formador

Capacitación pedagógica

Capacidad didáctica

Manejo de herramientas informáticas

Compromiso con su profesión

Dispuesto a la socialización

Capacitación permanente

Empatía

Humildad

Algunas me parece que las tengo, pero en otras estoy medio floja. Y la humildad, autocrítica mediante, no es una de mis cualidades.

Sin embargo, parece ser que la formación de usuarios es parte de mi profesión, y de lo que si estoy absolutamente segura es que el compromiso lo tengo. Habrá que planificar, diseñar y ejecutar planes de formación para los usuarios. Estoy casi convencida que lo que me invade es el pánico escénico; no es lo mismo interactuar con una persona que pararse frente a 10, 15 o 20 y llevar adelante una clase. ¿Será que tengo miedo de que mis usuarios hagan conmigo lo mismo que yo hago con mis profesores? Y aquí debería hacer un mea culpa, porque la primera vez que conozco a un profe, lo observo y lo etiqueto, no sé si está bien o está mal, pero me resulta inevitable. Si se que me resulta útil para tomar lo que me parece bueno de cada clase y lo que es negativo no usarlo cuando me toque estar la frente de mi plan de formación de usuarios.

Otra vez recurro a mis apuntes: “la formación de usuarios es formar un usuario autónomo, crítico, selectivo y creativo de información, que el aprendizaje sea significativo, sea para toda la vida. Donde pueda desarrollarse en cualquier unidad de información o servicio de información. Sabiendo la importancia de los servicios de información y referencia, como la importancia de la información para el desarrollo de su vida”.

De acuerdo en casi todo, pero me voy a dedicar a formarlo hasta un punto donde no sea completamente autónomo, no sea cuestión que ya no me necesite y me termine quedando sin trabajo.